Por: Ruth Cecilia Enríquez Acevedo
Indagando sobre la definición de la palabra «maternidad» me encuentro que etimológicamente está formada por raíces latinas y significa «cualidad propia de la madre». Sus componentes léxicos son: mater (madre), -nus (sufijo que indica pertenencia o procedencia), más el sufijo -dad (cualidad). Algo que el diccionario de la Real Academia Española también corrobora. No obstante, Palomar (2005) que escribe “La maternidad ejercida por varones” define a la maternidad:
“Como una práctica en movimiento cuya fenomenología y cuyo sentido se modifica conforme el contexto se va transformando. Las madres tiene una historia y, por lo tanto, la maternidad no puede verse como un hecho natural atemporal y universal, sino como una parte de la cultura en evolución continua” ()
Sin duda esta es la premisa defendida a “capa y espada” por las feministas contemporáneas que aseguran que existe una “ideología de la maternidad” o que sencillamente la maternidad es un ideal arraigado de una “mitología occidental” usada con el fin de establecer diferencias entre las mujeres y los varones (Fuller, s.f.). Al respecto, Evelyn Reed (2012) califica a la maternidad como aquello que hace “inferiores a las mujeres”, ya que la “sociedad de clases es la que ha robado a la mujer su derecho a participar en las tareas más altas de la sociedad, dejándolas como ciudadanas de segunda clase” ( ). Sánchez (2016) sostiene que la maternidad es una construcción social y que en ella nada tiene ver la naturaleza biológica humana. De la misma manera, en todo el recorrido que hice sobre este tema, me encontré con abundante divulgación que sostienen o fundamentan que la maternidad simplemente es un constructo social, o que es un rol asociado directamente con las mujeres por una sociedad “patriarcal” que desde hace más de dos siglos se ha impuesto. En estas teorías se sostiene, tajantemente que nada tiene que ver la naturaleza en el rol de la mujer como madre, es así como intentan reducir el aspecto biológico como una característica humana sin mucha importancia.
De esta manera, el feminismo trajo consigo la desvalorización de la maternidad como aquello que caracteriza naturalmente a la mujer que es parte de su esencia femenina. Según Fernández que cita a Everingham (1997) a finales del siglo XX, el movimiento feminista tenía como objetivo principal “la igualdad y la autonomía de la mujer” (p. 36), porque consideraban que la causa de no poseer dichas condiciones era la maternidad. Diversos investigadores como Badinter (1980), Sanchez (2016), Barrantes y Cubero (2014), Palomar (2005), Torres (2020), etc., intentan explicar que debido a la crianza de los hijos, las mujeres tenían dificultades para trabajar, así se les colocaba en una posición inferior y de sometimiento al poder de los varones. Estas teorías, por un lado asumen que las mujeres son biológicamente distintas a los hombres, por los órganos y las funciones que las hacen aptas para la maternidad, pero insisten en que es la “propaganda seudocientífica” que perjudica a la mujer, y que se usa a la antropología y a la biología para favorecer la opresión que ejerce el sexo masculino, pues estas ciencias de estar en las manos de las mujeres permitirían “comprender a las mujeres y su historia” (Reed, 2012 p.87). En la misma tendencia, Palomar (2005) en las conclusiones de su estudio: “Maternidad ejercida por lo varones” afirma que la “maternidad puede ser ejercida tanto por varones como por las mujeres” (p. 224). No obstante, Dockendorff (2021) critica estas ideas asegurando que nos hemos convertido en una sociedad perfectamente plástica donde lamentablemente “se intenta homologar el instinto materno”. Cabe reflexionar aquí ¿Por qué se pretende quitar la protección y cuidado de las madres a estos indefensos? En verdad ¿Desvincularse de la maternidad solucionará algunas desigualdades que persisten en nuestras sociedades? Quizá el intento por homologar la maternidad, se soporte en aquellas teorías feministas que asocian a la maternidad como la sola crianza de los hijos, dejando a un lado la gestación, el parto y el primer contacto madre e hijo parte del crecimiento emocional necesario en estos momento de incertidumbre donde muchos niños sufren de abandono.
Es notorio que estas teorías, no reparan en que la maternidad es un proceso biológico, una vocación innata que le corresponde a la mujer, por su capacidad natural de albergar a una persona por nueve meses. Además, este proceso configura a la mujer en el plano socioemocional- afectivo como una persona capaz de establecer vínculos interpersonales y relaciones de ayuda que naturalmente están reguladas por las denominadas “hormonas del buen trato” como la oxitocina, la noradrenalina, etc. (Barudy y Dantagnan, 2010 p 71).
En conclusión, es evidente que las teorías feministas abundan por su divulgación, en ellas se hallan los constructos que han influido notablemente en la desnaturalización de la maternidad, rechazándolo como el rol único de la mujer por su naturaleza biológica. Este artículo no pretende cuestionar a aquellas mujeres que aún no son madres, o que no lo quieren ser, simplemente se intenta exponer aquellas ideas que los ideólogos feministas han sostenido y aún sostienen para desnaturalizar aquello que nos caracteriza como mujeres, pues es cierto que se suscitaron diversos procesos en el papel de las mujeres como madres, las feministas lo detallan en sus escritos , pero hoy las mujeres tenemos la facultad de decidir ser madres o no, no por obligación o porque represente una carga o obstáculo para nuestro desarrollo, sino porque tenemos la libertad y responsabilidad de hacerlo.
Referencias bibliográficas
Barudy, J. y Dantagnan, M. (2010) Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Manual de evaluación de las competencias y la resiliencia parental
Barrantes, K y Cuebro,M.(2014) La maternidad como un constructo social determinante en el rol de la feminidad. Revista Wimblu
Dockendorff, M. (2021) Maternar nos hará libres. Un camino de Amor y Poder para cambiar el mundo a través de la maternidad y la infancia.
Fuller, N. (s. f.) Identidad Femenina y Maternidad: Una relación incomoda Pontificia Universidad Católica del Perú.
Palomar, C. (2005). Maternidad: historia y cultura. La ventana. Revista de estudios de género, 3(22), 35-67.
Palomar, C (s.f.) La maternidad ejercida por varones
Reed, E. (2012) Sexo contra Sexo o Clase contra Clase. Partido Socialista Centroamericano
Sánchez, M. (2016) Construcción social de la maternidad: el papel de las mujeres en la sociedad. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla- Mexico
Torres, Y (2020) La Maternidad como ideal femenino, desde lo dominante, lo residual y lo emergente. Perspectivas Revistas de Ciencia Sociales.
Esta dicho que en pleno siglo XXI ya las mujeres hemos demostrado que podemos realizar todo al igual que el varón.
Trabajar, dedicarnos a nuestros hijos, podemos hacer ambas cosas, no quitar el vínculo de madre e hijo a temprana edad de este, ya que es un lazo que no debería perderse en el tiempo.