Por: Daniel Sanchez Carretero
“Yo no soy Yo
Soy este
Que va a mi lado sin yo verlo
Que a veces voy a ver
Y que a veces olvido
el que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona dulce cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedara en pie
cuando yo muera”
Ramón Jiménez
El hombre se revela como un Quien a través de su acción. El amor por la Belleza, la búsqueda de la Sabiduría, el Ser que se pregunta por el Ser… hacen del ser humano el más excelso sobre la tierra.
Los pilares de nuestra civilización están asentados en roca firme: Jerusalén-Grecia-Roma. A lo largo de los siglos el hombre ha ido construyendo un edificio guiado
por una “mano invisible”, por una fuerza interior que lo empuja hacia la trascendencia en todos sus afanes.
En esta obra ha forjado caminos seguros, calzadas de piedra por las que ha desplegado su legado para toda la humanidad.
De esta fuente han manado unos extraordinarios beneficios: la dignidad de la persona humana, el derecho a la libertad individual, el derecho a la propiedad privada, el reconocimiento de la Familia como célula primordial de la sociedad, el derecho a la libertad religiosa…
Hoy nos encontramos en un momento crítico, las calzadas se han difuminado, han sido enterradas. Cuando no, se han triturado sus piedras para ofrecernos un sucedáneo nauseabundo. Un caballo de Troya llamado postmodernidad se ha colado en nuestras vidas, el enemigo nos está cambiando el agua, el aire, la visión de
lo real.
Deconstrucción es su lema. Nuestro lema será “LA GUERRA CULTURAL” contra estos falsos profetas, embaucadores que solo buscan esclavizar al hombre, por su avaricia, su afán de poder o por sus inicuas perversiones.
UNA MIRADA A NUESTOS CIMIENTOS
Ya desde antiguo, el hombre se ha mostrado como un ser racional en la búsqueda de la sabiduría. Pensadores que han dejado huella.
Grecia
Parménides 475 a.C.
En su “Poema del ser” 1 el poeta es conducido a la morada de la diosa de la Verdad, la cual le muestra tres caminos: el de la verdad, que el ser existe y es imposible que no exista; el del error, que el ser no existe y es necesario que no exista y el de la opinión, que el ser existe y no existe a la vez. Toma como guía la razón, que le lleva a la conclusión de que el Ser es y no puede no ser. El camino del día es el camino de la Verdad y del Ser mientras que el camino de la noche es el camino de la mentira y del no ser.
Sócrates 470 a.C.
Considerado como verdadero descubridor de la razón. Distingue entre su razón particular y la razón universal. Adversario de los sofistas, a quienes considera causantes de la decadencia de Atenas. Se ocupa en la formación de la juventud, orientándola en la práctica del bien, la virtud, con el fin de formar buenos ciudadanos y buenos gobernantes.
Pondera la excelencia de la virtud como la cosa más útil y más provechosa para la vida. Nada tiene que ver con el utilitarismo de los sofistas ni con las finalidades que estos persiguen. Los sofistas usaban el engaño con la retórica para conseguir triunfar en la política. Hoy no hay nada nuevo bajo el sol. Sócrates es condenado a muerte, a la que se enfrenta con serenidad.
Aristóteles 384 -322 a.C.
El hombre, un ser teleológico. El hombre es real y tiene un Telos (finalidad que le es propia), la búsqueda de la felicidad que Aristóteles llama eudaimonia (del griego “eu”, que significa bueno, y “daimon”, que significa espíritu), término que desarrolla en su obra Ética a Nicómaco.3
El concepto de virtud nos remite a la excelencia. El hombre virtuoso será el que busca la excelencia como bien. Una vida feliz ha de ser una vida plena, una vida realizada que trasciende la casualidad y el instante, abarcando la totalidad de la existencia.
El sabio necesita muy pocas cosas para vivir. El hombre debe elevarse lo posible hacia el conocimiento de las cosas inmortales y divinas, y lo poco que llega a conocer de ellas es incomparablemente más deseable que todo lo que podamos conocer de las cosas terrestres.4
Hasta en la filosofía materialista antigua, Epicuro promulga una moral de la dignidad humana y la búsqueda de la sabiduría.
“Epicuro a Meneceo, salud. Nadie por ser joven dude de filosofar
Ni nadie por ser viejo de filosofar se hastíe.
Pues nadie es joven o viejo para ocuparse de la salud del alma.”- Carta de
Epicuro a Meneceo. 5
Zenón de Citio, hacia el 300 a.C.
En su ética sostiene que la naturaleza está regida por un orden natural inconmovible. La razón humana es recta cuando se ajusta a la Ley Natural. El orden particular es una parte del orden universal.
Roma
Marco Tulio Cicerón 106 – 43 a.C.
Propone como sumo bien y la felicidad la práctica de la virtud. Distingue entre dos clases de leyes, la Ley Natural y la ley civil. La ley natural es anterior y superior a las civiles, que son el fundamento del derecho positivo.
La ley natural se basa en la naturaleza misma del hombre que ha sido dotado por Dios de razón y por tanto es universal para todos los hombres. Cicerón demuestra la existencia de Dios con dos pruebas: “el orden del mundo y el consentimiento universal de todos los hombres”. 6
Séneca 4-65 d.C.
Con un carácter profundamente humano interioriza la vida moral y ensalza como algo sagrado la dignidad de la vida humana. El filósofo debe ser como el médico de las almas, su misión es enseñar la virtud.
“El varón magnánimo sabe entregarse a la voluntad de Dios, mientras que el pusilánime quiere más que se corrija el orden del mundo antes de enmendarse él”.
Epicteto 50-125 d.C.
Enseñó en Roma, fue esclavo de Epafrodito, liberto de Nerón. “El hombre de bien somete su propia voluntad a aquel que administra el Universo.” “Grande es la lucha y divina la obra”.
Jerusalén
Nuestra tradición judeo-cristiana ha nutrido el espíritu occidental, colocando al hombre frente a la trascendencia. El hombre como máxima creación de Dios, dotado de razón, se ha conducido a lo largo del tiempo mostrando la belleza de su artífice en sus expresiones artísticas y filosóficas.
LAS CALZADAS SE EMPIEZAN A ENTERRAR
El hombre en su arrogancia no necesita a Dios. La Ilustración rechaza el carácter teleológico de nuestra esencia. Abandona la posibilidad de fundamentar nuestro ser.
Las leyes positivas no necesitan ningún referente de orden natural. Libertad, igualdad, fraternidad. Bonitas palabras, llenas de sangre inocente derramada en su nombre. Cuando el hombre pierde su axis se convierte en lobo para el hombre (lat. Homo homini lupus).
Un ejemplo conscientemente tapado fue la guerra de La Vendée, uno de los capítulos más sangrientos de la revolución francesa; en la que se llevó a cabo un verdadero genocidio de toda una comarca del norte francés por ser católicos y desear conservar su fe.7
Al perder las referencias morales el discurso se usa como arma o herramienta para conseguir poder y manipular. Los “Intelectuales” se presentan como guías sociales, son los nuevos sofistas. La búsqueda de la virtud se cambia por la voluntad de poder.
Heidegger 1889-1976
El filósofo más influyente del siglo XX. Maestro de filósofos que han marcado el camino hacia donde nos encontramos, el posestructuralismo y el deconstruccionismo. El hombre es un ser arrojado a su existencia, un ser ahí. Un Dasein8.
La palabra alemana está formada por la partícula das (ahí) y el verbo sein (ser). Analicemos algunos esquemas ontológicos de occidente.
Ontología viene de: on =es ; to on =aquello que es ; ontos-logia =estudio de aquello que es.
En Platón aquello que es son las Ideas.
En Aristóteles es la Sustancia Primera.
En Descartes aquello que es es la res extensa y res cogitans.
En la ciencia, los átomos.
Heidegger plantea que el ser de los entes no puede ser otro ente.
Entonces, ¿qué es?
El análisis que hace del ser es siempre el ser de un ente, este ente somos tu y yo. El Dasein que se debate en un entorno y en un tiempo concreto. Analiza sus existenciarios, su forma de estar en el mundo. Este estar en el mundo puede ser de forma auténtica, siendo consciente de la finitud de su vida o inauténtica alienado en lo que llama la publicidad, evadido de la posibilidad más certera que es la muerte.
Este Dasein debe enfrentarse cada día a la vida, con sus posibilidades, incluida la muerte. Pero partiendo de esta realidad avancemos en la búsqueda de nuestros cimientos. Si hemos llegado hasta aquí es porque andamos sobre hombros de gigantes, 9 podemos ver más allá.
Nuestro espíritu lo intuye y nuestra experiencia lo afirma y corrobora. Nuestro auténtico Dasein está llamado a la inmortalidad del alma.
WOJTYLA K.
LA APUESTA POR UNA ANTROPOLOGÍA ONTOLÓGICA
Interrelaciona la filosofía del ser y la filosofía de la consciencia. El hombre es persona, es decir, un quién, porque posee estructura de autodeterminación en relación con la verdad. Tiene consciencia, que es la vivencia de sí como sujeto.
La actividad que llamamos acción solo se atribuye a la persona. El hombre actúa. Y la acción revela a la persona. La subordinación a la verdad no solo está en el pensamiento sino sobre todo en el actuar.
Si la facticidad contradice el pensamiento de un individuo, este carece de rigor moral para ser tomado como referente. Es necesaria la concordancia entre la idea y el pensamiento que se nos propone actualmente y las acciones de aquellos por los que son propuestos.
Las acciones constituyen el entramado real y concreto de la vida personal del hombre. Por tanto, las ideas y pensamientos que se proponen a la sociedad han de estar enraizados en la tradición de un pueblo, y hechos carne en sus ciudadanos.
Es crucial que los gobernantes persigan el beneficio de su pueblo (tanto a nivel social como individual) antes que el efímero mantenimiento en el poder. Sería deseable que quien detente el poder, adquiriese una brizna de la sabiduría de Salomón, quien en el momento de su entronización suplica: “Concede a tu siervo un corazón dócil, para que sepa juzgar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal”. (1ª R. 3,9).
Hay que desenmascarar a los nuevos sofistas, por nuestro bien y el de nuestros hijos.
Bibliografía
1. Fraile G.Historia de la Filosofía, Grecia y Roma. B.A.C. pág. 183
2. Fraile G. Historia de la Filosofía, Grecia y Roma. B.A.C. pág. 250
3. Aristóteles. Ética a Nicómaco. Alianza Editorial.
4. Aristóteles. De Caelo. Oxford Classical Texts. D.J. Allan.
5. Epicuro. Cartas a Meneceo. Alhambra. Clásicos del pensamiento.
6. Cicerón. De legibus. Salamanca.
7. Bárcena Pérez, Alberto. La guerra de la Vendée. San Román.
8. Heidegger M. Ser y tiempo. Trotta. J.E. Rivera.
9. de Chartres, Bernardo. De Salisbury, Juan. Metalogicón