Por: Martina Soledad Rivera
En este último tiempo, se ha puesto “de moda” si se quiere, el pedir la separación de la Iglesia y el Estado, con el falso argumento, de que “la cultura ha cambiado”. Sin embargo, no se tiene en cuenta el verdadero trasfondo que implica la separación de la Iglesia con el Estado. Por lo general, la sociedad decide quedarse con “nociones”, y no con conceptos formados, de lo que significan ciertas cuestiones que se podrían decir “polémicas”; llámese aborto, feminismo, ideología de género, separación de Iglesia y Estado, o lo que fuere.
Primeramente, debiera comenzar preguntando ¿cuándo comenzó esta discusión? De una forma muy breve, se puede decir que el planteamiento de esta cuestión, se da principalmente en Europa, en un gran proceso de secularización (el cual, culminó con la revolución francesa, en 1789). En este proceso, se endiosó la razón y se comenzó a dejar de lado, y a desechar cualquier verdad o aspecto trascendental o religioso del ser humano.
Una vez puesta en evidencia la historia del asunto, es conveniente resaltar a lo que apunta tal separación, el trasfondo de todo esto. Entonces ¿a qué apunta la separación Iglesia- Estado? Principalmente, este acto apunta a quitar de las discusiones sobre políticas públicas, cualquier argumento moral o que esté relacionado directa o indirectamente con lo que se conoce como el “derecho natural”. Para lograr esto, la Iglesia no debe meterse en cuestiones de políticas públicas, no debe opinar sobre lo que hacen los gobernantes; y simplemente, debe desentenderse del Estado. De este modo, quienes estén a cargo del poder, ya no necesitan un fundamento moral para gobernar.
En razón de lo anteriormente puesto en evidencia, podría llegarse a una conclusión aparente. Quienes ponen en la mesa este discurso, lo que buscan, en definitiva, es sacar el fundamento moral del orden político. Por otro lado, y en base a la anterior conclusión podría una persona preguntarse ¿por qué hay personas tan interesadas en quitarle al derecho, y principalmente a los gobernantes, su fundamento moral? Porque si una persona se pone a pensar, la moral es un conjunto de normas que deben cumplirse en las acciones humanas para la bondad, honestidad o rectitud de estas; al quitarle la moral al Estado, lo que se hace es quitar ese conjunto de normas que hacen que esta institución, sea recta en su actuar.
Ahora, lo que sí debe hacerse propiamente, es una distinción entre estas dos instituciones. Las cuatro funciones principales del Estado, son seguridad, salud, educación y justicia. Por su lado, la función principal de la Iglesia, es salvar el alma de todos los hombres. Como se expone en la anterior distinción, cada institución mencionada tiene su función, a la cual debe avocarse de lleno; no obstante, deben estar vinculados entre sí. Cada uno debe cumplir sus funciones, pero para poder hacerlo de una forma eficiente, deben complementarse mutuamente. Las leyes deben tener su fundamento moral, y las políticas públicas deben estar ordenadas al bien común.