Por: Juan Pablo Valero
¿Conectarnos directamente a la nube; trabajar, jugar, interactuar digitalmente, ¿solamente con pensarlo?
Pues la idea no resulta ser tan descabellada para el movimiento transhumanista que busca sobrepasar los límites de lo natural mejorando la calidad de vida de las personas a través la tecnología, desarrollando alternativas que permitan catalizar todas nuestras capacidades mentales y cognitivas desde la biotecnología, la inteligencia artificial, y la nanotecnología. Un ejemplo de como ya estamos empezando a vivir estas innovaciones; son los prototipos de realidad virtual o aumentada existentes en juegos de video, salas de cine y museos.
Otro ejemplo de esto son las gafas de google (google glasses) que en su momento quisieron proporcionar una experiencia de aprendizaje que saciara la curiosidad de quien las tuviera y quisiera investigar sobre lo que acontecía a su alrededor con tan solo mencionar el comando “Ok google” y literalmente preguntarle a las gafas sobre un objeto que se encontrara a su vista, para que dichos lentes proyectaran información en frente de quien las poseía. También el reciente descubrimiento en el que fue posible que una neurona fabricada se pudiera comunicar con una neurona natural con el fin de mejorar procesos cerebrales causados por algún trauma, la invención de los algoritmos en el proceso de mejora continua de aplicaciones y redes sociales, Alexa, Siri y más recientemente neuralink, apuntan al sueño de muchos, de querer fusionar tecnología y biología en un 100%.
Con la llegada de la tecnología 5G la rapidez de internet permitirá dar un paso más cerca a estos objetivos, pues con ella, la información viajará más rápido y en tiempo real. Esto beneficia a empresas como Tesla con sus autos eléctricos, con funciones como la de piloto automático y localización GPS. La tecnología 5G tendrá un funcionamiento óptimo para ayudar a transitar estos vehículos dentro del territorio nacional e internacional, sin necesidad de tener las manos en el volante o pisar el acelerador. Todo esto dentro del marco de la actual pandemia en donde la tecnología juega un papel fundamental, ya que sin ella no hubiera sido posible la supervivencia del sistema educativo y laboral a por medio del internet. Casi que como si se tratara de un simulacro para darle paso a una nueza era, a un nuevo paradigma, a una cuarta revolución industrial como le llaman sus ideólogos.
La situación actual se convierte en el detonante de la expansión de la Revolución de la Inteligencia Artificial que demuestra lo necesario que resulta adaptarse y formarse en el funcionamiento de tecnologías emergentes, que ya están rigiendo todos los ámbitos de la vida, además de estar tomando un rol fundamental en la subsistencia del planeta. Quien quiera sobrevivir las próximas décadas deberá dividir su vida para pasar algo de tiempo, sino todo, conectado a las redes sociales, o las plataformas de educación y trabajo, hasta que sea posible conectarse directamente a la red.
Sin ánimos de sonar pesimista nos toca conformarnos con empezar a vivir en el futuro que tantos visionarios del cine, literatura y ciencia ficcion profetizaron años atrás cuando soñaban con el tercer milenio y los siglos XXI y siguientes. Como especie tenemos una gran responsabilidad de mejorar nuestra calidad de vida y la del entorno en que vivimos, pues estamos ante una nueva fase de la historia; en un antes y un después de una situación adversa que demostrará quienes podrán subsistir en un mundo totalmente digitalizado, dentro de ciudades inteligentes en el que deberemos comunicarnos no solamente entre nosotros, sino también con los dispositivos que nos facilitan la vida, a través de comandos, algoritmos o simplemente pensándolo.
Sin duda alguna son muchas las bondades, en todos los ámbitos, no obstante, también generan muchas preguntas que deberán ser respondidas por los directos gestores de este cambio de época. Nuevas problemáticas también surgirán y junto con ellas nuevas medidas restrictivas se crearán para garantizar una gobernanza mundial que compagine con la agenda de los que buscan imponer su voluntad sobre la de los demás, sin importar los métodos que garantizar sus objetivos requieran. Una nueva fase en la dialéctica histórica surgirá en donde los bioconservadores y los transhumanistas serán los que le den aliño a la dinámica social, cultura y política del mundo.
La pandemia no ha sido más que la plataforma ideal para un cambio de época, para un cambio de paradigma en el que nos dirigimos hacia una combinación de distopias. El ser humano, cada vez más materialista, aferrado a su existencia, con los ojos vendados entre tantos aparatos que le impiden ver el firmamento, elevar su mirada al cielo y esperar por una vida mucho más libre. El futuro es la esclavitud a la materia, es la idolatrizacion, de la comodidad, es el sometimiento a nuestras propias creaciones. Es el olvido de lo que realmente nos identifica, por lo que buscamos identificarnos. Solo los que sean capaces de reconocer que estas innovaciones están al servicio del hombre y no al revés, encontraran el justo medio y serán capaces de ser más libres que el resto.