Por: Felipe Mujica
¿De dónde emerge la cosmovisión de género? ¿Cuáles son las bases de esta forma de interpretar las relaciones sociales?
Para hablar de ideología de género o cosmovisión de género, es necesario volver a las bases misma de su desarrollo. Me arriesgo a decir que podemos identificar las bases y fundamentos de este ideología o cosmovisión en uno de los autores más controversiales y cuestionados de la historia. Marqués de Sade, nacido en el año 1740 y fallecido el 1814. Escritor y filósofo francés. Como bien se sabe en 1768 fue encarcelado acusado de torturas por su criada. Juzgado y condenado a muerte por delitos sexuales en 1772, consiguió huir a Génova y retorno a París, en donde fue detenido y encarcelado. Las obras que trataremos, que se encuentran dentro de las más conocidas son: “Diálogo entre un sacerdote y un moribundo”, “Los 120 días de Sodoma”, “Filosofía de tocador”, “La marquesa de Gange” entre otros. Textos que, escritos con una locuaz prosa, forman parte de un discurso que establece ideas, las que serán la base del concepto de género, así como de un ateísmo radical.
Para nadie, que haya leído las obras de Sade, es desconocida la asociación que se realiza el Marqués y su vínculo con la perversión y el libertinaje sexual. Pese a esta evidente relación resulta necesario y a la vez interesante, identificar las conexiones que existen entre su propuesta literaria, con los fenómenos políticos y sociales que aquejan a la época presente. Al analizar la literatura de Sade, encontramos que su propósito no era exponer una forma de pornografía; más bien corresponde a elaborar una crítica política. Esto no niega el hecho que la obra de Sade sea a su vez también pornografía; esto lo observamos en la descripción gráfica que realiza dentro de sus relatos. Empero su finalidad trasciende a una exposición de literatura pornográfica. A partir de su discurso es posible establecer una moral basada en el hedonismo, en su forma más extrema y radical, reduciendo las relaciones humanas a su forma más primitiva. Al leer a Sade se identifican dos ideas que recorren sus relatos: por una aparente idea de una negación entre los roles inherentes a lo que significa ser hombre y mujer, y por otra parte encontramos un egoísmo radical. Ambas ideas son combinadas señalando que el individuo nace en una sociedad sin relaciones ni vínculos afectivo. De lo que se sigue que lo más propio, son los deseos primitivos y dar rienda suelta a nuestras pasiones.
En Sade la relación entre sexo y género no es unidireccional, sino dos grandes aspectos que confluyen en la persona. Uniéndose a través de una extraña dialéctica que de ser analizada con ojo crítica evidencia una serie de contradicciones con la realidad. Esta diferenciación, sexo y género, se observa en diferentes ocasiones. Tomemos como ejemplo la escena en que los amigos degenerados conciben la idea de que las víctimas intercambien roles: “todas las muchachas de marinero y todos los muchachos de modistillas.”1 La gratificación sexual viene asociada al intercambio de géneros. Por medio de astutas estratagemas, una prosa veloz y un intrincado uso de personajes ficticios, Sade separa el sexo y el género. Cabe decir que sus relatos, si bien son novelas, se presentan como hechos y desde ellas se eleva toda una interpretación fenomenológica-sexual. Sade asume que lo sexuado no es un impedimento para que las personas puedan asumir distintos géneros. De este modo ha comenzado a sembrar el germen de la división entre sexo y género; dejando de lado el fundamento biológico de la identidad sexual. No interesa que sus interpretaciones carezcan de contrastación empírica o que nieguen los hechos científicos. Lo que importa es sembrar el germen de la duda.
Consideremos como es que Sade establece los fundamentos de la ideología o cosmovisión de género. Con su atractiva pluma, paulatinamente, relaciona los roles de madre y esposa como formas de esclavitud. Ideas que se observan en autores contemporáneos como Marcusse, Firestone o Simone de Beauvoir. No debería extrañarnos que al estudiar a estos y otros pensadores encontremos semejanzas con las ideas propuestas por Sade. Una de las ideas que salta a la vista es la capacidad reproductiva, sería un elemento secundario en la mujer, incluso que habría que anular. En Sade encontramos lo que será el fundamento del aborto en todas sus formas.
Por el contrario, encontraremos una extraña y contradictoria dualidad; por una parte, la mujer ha sido creada para hacer uso de su cuerpo como a ella bien le parezca, sin límites ni reglas. Idea que vemos presente en “Filosofía en el tocador”. La idea que nos entrega Sade es clara. Todas las formas de goce y placer sexual se vuelven válidos e incluso necesarios de ser experimentados. En paralelo se construye un discurso contra prácticas como el celibato, matrimonio, fidelidad; siendo presentadas como innecesarias o directamente contra naturales. A su vez perversiones como incesto, pedofilia, quedan implícitas dentro de las prácticas sexuales como opciones válidas y propias de la sexualidad humana. La razón es sencilla, el propósito de Sade es la abolición política del matrimonio. “El destino de la mujer es igual al de la loba, al de la perra: debe entregarse a todos los que la deseen. Encadenar a las mujeres por el absurdo lazo de un himeneo solitario entrañaría un ultraje evidente al destino que la naturaleza ha impuesto a las mujeres”2. Para Sade la institución conyugal y familiar, serían formas de mantener los valores morales cristianos; y a la vez formas de sumisión de la mujer. No considera el hecho de que justamente ha sido el cristianismo el sistema religioso que ha emergido históricamente como el defensor de la figura de la mujer, al posicionar la dignidad femenina al mismo nivel de la del hombre, en cuanto ambos han sido creados a imagen y semejanza de Dios. (Génesis 1: 27)
Dentro del pensamiento de Sade, atacar la figura de la madre, Sade era fundamental en su obra para cuestionar el ámbito doméstico, ya que este constituía un mecanismo para reproducir “valores represivos”. “tu cuerpo te pertenece solo a ti, y solo tú tienes el derecho de gozarlo y hacer gozar con él a quien se te antoje”3. Cabe señalar la astucia en la prosa de Sade, quien mezcla verdad con mentira, envolviendo entre falacias y razonamientos a su lector, sembrando la cizaña entre el hombre y la mujer; idea que se encuentra claramente presente en la cosmovisión de género. Valores como vinculación filial, así como el amor a la familia, son contrarios a la vida que debe seguir la mujer que desee alcanzar su plenitud. Esta es una idea que se encuentra en una importante ideóloga feminista, Betty Friedan. “Una joven de la urbanización de Long Island me dijo: Tengo la sensación de que no hago más que dormir y no sé por qué estoy tan cansada. Esta casa es bastante más fácil de limpiar que el apartamento sin agua caliente en el que vivimos cuando yo trabajaba. Los niños están en la escuela todo el día. No es por trabajar, es como si no me sintiera viva.”4 Se vuelve necesario odiar el rol materno. Lo que interesa es que en el fondo se hace evidente que el odio materno con que cual permea a sus personajes. Su propósito es abolir la maternidad.
Por otra parte, Sade se manifiesta contrario al conocimiento factico y científico que entrega la medicina. Según sus ideas la persona puede desarrollarse plenamente en el género opuesto, independientemente del sexo que posea, porque no hay ninguna ligadura sexual que se lo impida. No considera aspectos que son esenciales al ser humano, su biología, hormonas, anatomía, diferencias esenciales y naturales. Una idea que nuevamente podemos encontrar en autores progresistas, que se adscriben a la cosmovisión de género. Al exponer esta idea Sade comienza a exponer la verdad forma de relación entre sexo y género. Dentro de su lógica, el sexo es una base biológica, que genera un cuerpo hablante; para Sade lo que realmente importa es el deseo, el sentir inmediato dirigido por la pasión del momento. Un hedonismo radical, que no considera ni consecuencias ni efectos sobre uno mismo, más que el placer.
Sade no solamente rechaza a la concepción científica que pone en evidencia nuestra naturaleza sexual, hombre o mujer. Su propuesta plantea que lo “objetivo”, es decir, la naturaleza misma, la ciencia y los hechos; son nada más que una tradición que tiene como función doblegar y someter a la población. Al observar sus discursos vemos como el carácter “objetivo” de la ciencia médica es desechado sin mayor cuestionamiento que un escepticismo superficial basado en el deseo de obtener nuevas experiencias hedónicas. Lo científico deja de ser natural, pues lo natural es lo hedónico, el placer. Mientras más primitivo sea más valor y aceptación ha de tener, incluso cuando estas prácticas sean contrarias a las ciencias. Lo científico o natural pierde todo relevancia en el desarrollo de la identidad individual. Ya no se consideran las fases del desarrollo moral, tampoco la evidencia empírica que nos dice que los hombres y mujeres son diferentes o que prácticas como el sexo anal generan daño físico a quienes los practican.
¿Cuál es la razón de su ataque a la ciencia médica? Al observar su obra desde una perspectiva amplia, la respuesta es evidente. Los procesos médicos, en cuanto son honestos y fundados en evidencia, llevan a los sujetos a concluir que lo natural es la heterosexualidad. Mientras que cualquier otra orientación sexual se entiende desde la ciencia como antinatural y dañina. Sin embargo, en su astucia Sade, plantea que la concepción científica de la sexualidad, es una obligación, una imposición; sin mayor argumentos ni razones señala que la ciencia ha sido funcional a intereses y estereotipos culturales de orden religiosos. Cabe señalar la absoluta falta de carga de la prueba en sus razonamientos, más que sus propias elucubraciones. El siguiente paso en razonamiento es señalar que la heterosexualidad se encuentra marcada por una serie de pautas, cuya finalidad es normar que tipos de actos sexuales heterosexuales eran permitidos y en consecuencia imponer una sesgada visión sesgada de la sexualidad. Con el propósito de manipular los hechos, Sade, asume y expone que el sodomita no era exclusivamente aquel hombre que sostuviese relaciones sexuales con otro hombre, sino también aquel que mantuviese sexo anal con mujeres. Por lo que un hombre, si bien puede tener una orientación por mujeres, esta concepción le dicta que debe limitarse a aquellas prácticas sexuales consideradas correctas, debido a que la cultura le impone ciertas restricciones. De este modo, plantea que la heterosexualidad estaba normada con el propósito de reprimir los instintos. En Sade encontramos el fundamento de lo que será la abolición de la heterosexualidad; una idea que se encuentra presente en el feminismo ideológico, así como en la ideología de género.
Shulamith Firestone, intelectual que continuó desarrollando las ideas desarrolladas por Sade. Traduciéndolas a aplicaciones concretas. En su libro “La dialéctica del sexo” propone que la familia debe ser colectivizada, el Estado debe tomar a los niños y dedicarse a educar a las nuevas generaciones. Señala que se debe reemplazar el embarazo por la reproducción artificial y legalizar el aborto, “si el niño escogiera la relación sexual con los adultos, aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existían razones a priori para que ésta rechazara sus insinuaciones sexuales… Los tabús sexuales adulto/niño y homosexualidad desaparecerían, así como la amistad no sexual. Toda relación estrecha incluiría la relación física.”5
Además de promover la independencia económica y sexual de los niños, se sigue que los niños dejen de pertenecer a una familia, que puedan hacer libre uso de su sexualidad desde aproximadamente los cinco años de edad. Encontramos que el germen de Sade ha comenzado a germinar. Educar en torno a abolir las diferencias culturales entre hombre, mujer y niños: todos se encuentran al mismo nivel y con las mismas posibilidades. No hay diferencia en trato ni en responsabilidad. Se institucionaliza la pedofilia, el incesto, etc.
Se vuelve evidente que en la obra literaria y en el pensamiento del Marqués de Sade, existe un fuerte rechazo a toda concepción que limite y restringa la diversidad sexual. Con sus ideas Sade busca establecer políticamente ideas como la pedofilia, aborto, incesto, abolición de la familia cristiana. Vemos como los pilares de la cosmovisión del género se fundan en este autor, a la vez que encontramos que las principales exponentes del pensamiento feminista de la época presente se adscriben a sus ideas. Las ideas de Sade son y resultan ser las mismas que impulsan la actual revolución sexual. Ideas que se buscan implantar en las nuevas generaciones.
1. Sade, Marques de, 2009, La Marquesa de Gange, pág. 146, Madrid, EDIMAT
2. Sade, Marques de, 2003, Filosofía del tocador, pág. 51, Madrid, Mestas ediciones
3. Sade, Marques de, 2003, Filosofía de tocador, pág. 53, Madrid, Mestas ediciones
4. Friedan Betty, 2016, La mística de la feminidad, pág. 58, Madrid, ediciones Cátedra
5. Firestone Shulamith, 1976, La dialéctica del sexo: en defensa de la revolución feminista, 1era ed. Español, pág. 299-300, Madrid, editorial Kairos