Por: Diana Cecilia Vallejo Pérez
El ejercicio de la profesión ha sido principalmente en el campo de la clínica, lo social, lo educativo y los últimos 6 años en el campo jurídico en comisaria de familia. He realizado artículos Provida para el periódico Misión, de la Arquidiócesis de Medellín. Estudiante del Instituto de investigación social y miembro del Departamento de investigación del mismo. Miembro del consejo y del grupo de profesionales “escuela de fe” de la parroquia Santa Rita de Casia, en Medellín.
Luego de hacer un rastreo sobre que dice la psicología y la psiquiatría actual sobre los procesos mentales, formas de relación, el arte de resignificar experiencias, emociones y demás, de las mujeres que abrazan el movimiento feminista como su tabla de salvación, se encontró solo conceptos, datos históricos, construcciones subjetivas, estudios, etc. sobre como la mujer se debe empoderar para acabar con “la sociedad patriarcal opresora”; cómo defender sus derechos por encima del derecho fundamental a la vida; “un estudio histográfico sobre como la locura fue feminizada para legitimar la disciplina como especialidad médica”1 y como si fuera poco, acerca de cómo el feminismo “ha ayudado a la salud mental de las mujeres”2
Hasta hoy no fue posible encontrar evidencia bibliográfica que abordara la mente feminista, de la cual se pudieran derivar categorías y ser objeto de estudio de la psicología, ya que el discurso agresivo, la innegable dificultad con la aceptación de su corporalidad y el conflicto con todo lo que representa la figura masculina, considero debe ser foco de atención de esta disciplina. Hasta ahora se ha estudiado a cerca de los supuestos trastornos que el “patriarcado opresor” le ha generado a la mujer, pero de manera muy conveniente además para algunos, no hemos estudiado sobre ¿qué lleva a la mujer a sentir tal opresión y a convertirse en una pieza del rompecabezas de la subversión cultural, derivada de las ideas progresistas?.
El presente artículo, no pretende brindar una estadística ni basarlo en un trabajo intelectual, solo pretende llevar a la reflexión sobre algunos aspectos claves en psicología y como estos pueden llegar a ser un aliado para arrebatarle a la nueva izquierda mentes brillantes y que han sido opacadas por el primer respondiente de su formación: la familia.
Este escrito está basado en la juiciosa observación y en una sencilla entrevista estructurada a 4 mujeres, 3 de ellas adolescentes y como su entorno familiar ha sido el imán para abrazar o rechazar la ideología de género y su discurso manipulador, agresivo, excluyente y carente de sentido común, y que va más allá del poder estratégico de lo político, económico, cultural y social que busca la reducción de la población mundial, bajo la falacia del mejoramiento de la especie humana.
Parafraseando a Dostoyevski, Sin la creencia de Dios, vana sería nuestra necesidad de establecer normas y leyes, pues todo sería permitido; esta premisa parece coincidir con las ideas anticientíficas sobre el género y sus absurdas categorizaciones. Dicho esto, al interior de la familia, base primera y trascendental del sistema de valores, encontramos que esta, sin normas no puede funcionar: los horarios, los deberes, los acuerdos, los espacios y valores como el amor, el respeto por sí mismo y por el otro, la honestidad, la integridad, etc. deben conducir a convertirse en virtudes que permitan enfrentar los retos de la vida desde la ética y la moral. Es por esto que la familia se convierte en el ojo del huracán de la ideología de género, para fracturar y destruir la esencia de la familia, es decir, la unidad y la vida.
La siguiente dinámica familiar que paso a narrar solo constituye una forma de visualizar una realidad “aliada” a la nueva izquierda, claro está, que en casa no lo saben: un contexto donde no hay claridad frente a quien imparte la norma, por ende figuras de autoridad difusas, ya que las marcas en la piel y rota por el metal, las salidas sin horarios establecidos ni acuerdos por cumplir, pareciese que fuera parte fundamental de una formación que realmente solo deforma; cuando estas figuras representativas desafían la autoridad humana y Divina en redes sociales, en marchas y manifestaciones públicas lejos de la pacificidad, entonces al ser humano que está en proceso de formación no le queda más que identificarse con aquellas conductas que generan adrenalina, aceptación y admiración de los pares y un seudo poder disfrazado en conductas disruptivas y que probablemente en su interior hay un caos y un grito silencioso por una vida diferente a su propia vida. Expresiones como “lo hago para que se me quiten las ganas de morirme” “que harían si hoy pudieran morir” “si nadie me pidió permiso para vivir ¿por qué tengo que pedir permiso para morir?”. Es un retrato de un pañuelo verde, proaborto, masificado y adoctrinado, pero con una historia equivalente al dolor silencioso del que nunca habla, pero que siempre grita cuando reclama: !!abajo el patriarcado y aborto gratuito, legal y seguro!!!, porque querer “ser diferente” es lo que probablemente le hace sentir que tiene un lugar importante en el mundo, un mundo que desea cambiar en compensación por la impotencia de no poder cambiar su mundo inmediato, su mundo interior.
Pero existe la otra cara de la moneda, en una adolescente que a los 14 años sueña con ser ingeniera biomédica “una verdadera feminista para mí, es aquella que realmente trabaja por el bienestar de las mujeres, por ejemplo, yo no veo feministas en Afganistán rescatando mujeres” y aunque manifiesta no conocer mucho de esta batalla cultural, su pensamiento lógico y crítico parece ser suficiente para tener una postura coherente frente a la “lucha feminista”. Continuando con la lógica humana, presento una adolescente que, con solo 15 años ya siente la ansiedad por la primera clase que la ayudara a convertirse en terapeuta respiratoria y que solo se conformará con ser la mejor y quien manifiesta frente al tema del aborto “las feministas argumentan el aborto diciendo que no hay vida y que son solo unas células y yo me pregunto: ¿y acaso la célula no es vida?, Así no tenga los órganos desarrollados y sea solo una célula, pues es biología básica, una célula en sí misma tiene vida, por eso se reproduce”, también expresa conocer poco de esta oleada verde, pero lo que ambas tienen claro y coinciden, es que los derechos no son potestativos en razón al género sino que son derechos humanos y por tanto el respeto a los mismos es la verdadera equidad de género “tanto los hombres como nosotras tenemos los mismos derechos y no entiendo por qué las mujeres pretenden parase encima de los derechos de los hombres, esto no es igualdad, mejor dicho yo me declaro antifeminista”.
A continuación, un breve bosquejo de la realidad familiar de estas dos adolescentes: hogares que estimulan el pensamiento crítico a través del estudio, los diálogos en casa, las preguntas por la vida y sus retos; la comunicación asertiva, la norma y la autoridad generalmente están en coherencia con los desafíos que trae la adolescencia, el acompañamiento desde la palabra y el lenguaje simbólico hacen parte de la maleta; las expresiones afectivas, la fe en Dios y la moral, han sido un factor de generatividad que ha permitido que la nueva izquierda con su falsa doctrina de justicia social toque a su puerta y esta no sea abierta.
Finalmente, una joven de 26 años, recién graduada simultáneamente en tecnología agropecuaria y psicología, donde anhela conformar un hogar y siente el temor de no llegar a ser una madre digna y coherente; de padres fallecidos como víctimas de la violencia que ha desgarrado al país durante tantos años, pero con una red de apoyo que sembró en ella desde niña valores y virtudes cristianas y quien con relación a la ola verde expresa “soy provida y si quiero un esposo con el que pueda construir y crecer juntos, creo que ellas manejan tanta frustración en sus vidas que por alguna parte tienen que sacar su frustración” “no conozco mucho del tema porque no me interesa moverme desde ahí, me siento ajena a lo que ellas manejan y no presto atención”
Todo lo anteriormente narrado, suscita una pregunta que puede llegar a la apertura de una ventana en pro de la investigación, ¿será que la psicología y la psiquiatría, también pueden ser aporte al estudio del porqué de esta oleada cultural, en contra de la vida, la familia, la libertad y la propiedad privada, y estudiar las características individuales y familiares de muchos jóvenes y que pueden ser el caldo de cultivo para una izquierda que los usa como idiotas útiles a intereses ajenos y que bajo falacias los venden como intereses comunes?
¿será que el gran reseteo mundial necesita de jóvenes con historia de violencia y abandono; llenos de frustración, impotencia, ansiedad, depresión, con ideación suicida, conflicto con la norma y las figuras de autoridad; ausencia o imagen distorsionada de la figura paterna, baja autoestima, falta de redes de apoyo o redes inoperantes, adictos a la tecnología, etc. y los cuales busquen masificarse entre sí por procesos de identificación?
El profeta Oseas, cap 4 nos dice “perece mi pueblo por falta de conocimiento”. si el adoctrinamiento a los niños, jóvenes y adolescentes ha hecho tanto ruido, donde el enfoque es la repetición de palabras discursivas, por qué no podremos hacer eco enseñándoles a pensar con sentido crítico, a mover la curiosidad investigativa, a dudar de todo lo que se escucha, a valorar la pregunta como método de aprendizaje, a buscar la verdad por encima de cualquier premisa por más que esta venga de un gran intelectual, a generar conciencia para construir sobre lo construido y a buscar y practicar la fe como medio de trascendencia y santidad y así y solo así, nadie perecerá por falta de conocimiento sino en razón de su propia libertad. La familia: el origen, el centro.
2.https://obertament.org/es/lucha-contra-el-estigma/historias-de-vida-en-1-persona/blogs/668-salud-mental-y-feminismo